Mauricio Samaniego, exalfarista y director del documental ecuatoriano. Foto: Diego Pallero /EL COMERCIO
El director ecuatoriano Mauricio Samaniego dice que era un deber que tenía que cumplir con el país, con sus compañeros de lucha y consigo mismo.
Se refiere al documental ‘Alfaro Vive Carajo’ (AVC), el primer estreno ecuatoriano de este año, que llegará a las salas de cine a partir del viernes 4 de marzo de 2016.
Era agosto de 1983 cuando el nombre del movimiento Alfaro Vive Carajo aparecía por primera vez en los titulares de la prensa.
Las espadas de Eloy Alfaro y Pedro Montero, líderes de la Revolución Liberal de 1895, habían sido robadas del Museo Municipal de Guayaquil por un grupo identificado como Montoneros Alfaristas.
Habían pasado más de tres décadas de aquel acontecimiento cuando Samaniego, escritor, realizador audiovisual y exmiembro alfarista, tomó la decisión de producir un documental que hable del origen y el campo de acción de esta agrupación en la voz y la memoria de muchos de sus protagonistas.
Una de las razones que impulsó a Samaniego es que la historia del grupo insurgente se había convertido en un episodio que había sido “tergiversado” y en muchos casos “ocultado intencionalmente”.
“Además de haber tenido una derrota militar con una acción represiva totalmente desproporcionada (el movimiento), también sufrió una derrota mediática mayor durante el gobierno de León Febres-Cordero que incluso se extendió después”.
Samaniego habla desde su propia experiencia como exmilitante de los AVC. En 1985 fue capturado y torturado por la Policía antes de ser recluido en el expenal García Moreno.
Tras cumplir la sentencia, quería ser abogado penal. Pero sin poder ingresar a la universidad, empezó a trabajar en una productora de video.
De ahí en adelante su nombre figura en un sinnúmero de producciones nacionales e internacionales como asistente de dirección, director de ‘casting’ y extras, actor, coguionista, entre otros cargos.
Estudió un máster en escritura de guiones en la Universidad Autónoma de Madrid y ha ido moldeando un lenguaje cinematográfico propio a través de la realización de varios cortometrajes, dos de los cuales han sido premiados.
‘Alfaro Vive Carajo’ se presenta como el resultado de un trabajo de cuatro años entre una minuciosa investigación, recuperación de archivos, rodaje y posproducción.
Entre las circunstancias que favorecieron la realización del largometraje, Samaniego señala como punto de partida la voluntad personal del equipo involucrado en el proyecto, la reagrupación de varios de sus excompañeros, así como la posibilidad de financiar el proyecto aplicando al Fondo de Fomento del CNCine y con la inversión del sector privado.
“Cualquiera que diga que el documental es objetivo está mintiendo”, dice el director, que reclama el derecho a una expresión libre y a compartir un punto de vista personal.
El cineasta ecuatoriano, además, asegura que ‘Alfaro Vive Carajo’ es un filme coral con testimonios de excombatientes, así como de autoridades de la época.
Pero también es un trabajo que expone una historia que rebasa la narración de los hechos para indagar en la humanidad de sus propios protagonistas.