Una decena de cintas, incluidas en la programación de los EDOC11, exhibe como país de producción el nombre del Ecuador. No todos los realizadores son de acá, hay quienes lo ven desde afuera y otros que son parte de su cotidianidad.
‘Nariz del Diablo’, del guayaquileño Pepe Yépez, además de lo alegórico de la imagen que toma para titularse y desenrollar su tesis, consigue recrear un proceso social desde los movimientos ciudadanos que lo impulsaron desde diferentes frentes. Funciona como un espacio comunicacional pues consigue un recorrido por el país, en territorio e ideas.
De ‘Los descendientes del jaguar‘, una producción colectiva, el periodista cultural Pablo Fiallos rescata que la comunidad sarayaku narre su historia, su cosmovisión y su relación con la naturaleza en primera persona. “Si bien es un documental que tiene falencias narrativas es importante que exista un registro donde los mismos protagonistas expongan su propia versión de sus conflictos ante las políticas extractivistas”, señala.
Frantz Jaramillo se muestra como director con el cortometraje ‘Horas extra’, un documental a través del cual busca desentrañar lo que ocurre tras bastidores de diario Extra y su enfoque en la crónica roja. Tomas en la redacción y en la calle develan -desde el discurso visual de su realizador- las contradicciones que halla en esta perspectiva del oficio. La cinta fue parte de su tesis en Antropología visual.
La realidad también se muestra cruda en el drama de los familiares de los campesinos ‘falsos positivos’, en la zona de frontera con Colombia. Lo hace, en busca del pensamiento crítico y la acción, en el documental de Samanta Yépez, ‘Detrás de las colinas’.
Existen visiones sobre realidades más personales como la plasmada en ‘Daniel /Sarahí’, donde Juan Zabala y Juan Viteri amplían el concepto de entrevista en su encuentro con Daniel Moreno, reconocido teatrista drag de Quito.
Lecturas y visiones de un país cuyo cine no deja de moverse.