Un viaje hacia el lugar de origen, y el lugar de origen como partida hacia las artes: eso se ha propuesto Joe Alvear al titular ‘Pakarina’ a su primera muestra pictórica. El nombre le llegó por ‘El camino del sol’, de Jorge Carrera Andrade. Sin embargo, se avizora que ya andaba por el ideario de este ilustrador embebido de las esencias de nuestro terruño, pero revistiéndolas con nuevos sincretismos.
Las tradiciones culturales y multiétnicas del país son base para que la paleta de Alvear se aventure en una relectura de personas y fiestas populares. El artista se dedica a extender las fabulaciones sobre estos seres, de mística y misterio, sobre estas prácticas, de ritualidad e identidad; así consigue hacer una fisura fantasiosa en la tradición, y él se erige su propio imaginario. Allí está también el valor ambiguo que soporta a estas pinturas y que posibilita múltiples reflexiones.
Animales antropomorfos (o humanos zoomorfos) habitan estos cuadros y dejan entrever la presencia de lo erótico y lo maravilloso: la firma de un dibujante que al ver, visiona; que al atestiguar, transforma.
Son 30 cuadros, en mediano y gran formatos, que trabajados en acuarela, durante más de dos años, permiten sumergirse en las posibilidades del color y la transparencia. La dulzura y la intensidad en el trazo se conjugan mediante la tinta o el grafito, y resultan en un dibujo laborioso y detallado.
“Alvear es un alquimista, un hechicero del color, encantado con aquel mosaico de identidades, el mejor legado de nuestros antepasados”, apunta el escritor Byron Rodríguez. Y el pintor Miguel Betancourt, en una aproximación a esta novel obra pictórica, dice que “esa yuxtaposición de motivos nos habla de un artista que quiere aprisionar nuestro mundo circundante”.
La inauguración es hoy, a las 19:00, en la sala Aníbal Villacís del Museo de Arte Colonial de la CCE (Cuenca y Mejía).