Los tsáchilas enseñan sus tradiciones a los chachis, como la elaboración de brebaje obtenido en un trapiche. FOTO: Juan Carlos Pérez/ PARA EL COMERCIO
La relación entre los chachis y tsáchilas hasta hace poco menos de dos años giraba sobre el comercio informal. Los primeros proveen sus artesanías a los nativos de Santo Domingo de los Tsáchilas, mientras que estos garantizan que la materia prima se asegure para esa producción.
Pero ahora estos acercamientos tomaron otro giro, con la convivencia de chachis dentro de los hogares tsáchilas, para un intercambio de sus costumbres.
Los aborígenes permiten a los chachis pasar meses y hasta un año en sus casas para que les ayuden en sus actividades y de esa forma les comparten parte de sus tradiciones.
Según el gobernador tsáchila, Javier Aguavil, actualmente hay 30 jóvenes y adultos chachis que habitan en sus viviendas en las siete comunas.
Ellos llegaron como migrantes desde su natal Esmeraldas y al no tener un lugar donde pasar se animaron a pedir posada en casas tsáchilas.
Aguavil refiere que no se trata de un convenio, pero ellos entienden que los chachis salen en busca de mejores oportunidades y una forma de hacerlo es con la interrelación.
Para los tsáchilas, los nativos de Esmeraldas no son extraños. De hecho en la comuna Chugüilpe, ubicada en el kilómetro 7 de la vía a Quevedo, hay un asentamiento chachi de 2 500 metros cuadrados que se formó en el 2010.
Ahí ambas nacionalidades conviven como vecinos, pero cada uno en sus propias casas y con miembros de su mismo grupo étnico.
Las chachis Berlina de la Cruz y Orlinda Pianchiche llegaron hace tres meses a casa del chamán tsáchila Agustín Aguavil, en Chigüilpe.
Ellas se ocupan de preparar los materiales que los tsáchilas utilizan para atender a los turistas como las hierbas para las limpias, los instrumentos para los recorridos por los senderos y el lavado de la vestimenta.
Esto lo hacen los fines de semana, pero durante los días intermedios elaboran canastos, cestos y abanicos con paja toquilla. Los chachis son especialistas en preparar estos productos y por su trabajo son remunerados con hasta USD USD 100 a la semana.
El idioma no ha sido una barrera en las relaciones.
Los chachis que están en casas tsáchilas no dejan de hablar en chapalá y los acogientes tampoco se limitan para hacerlo en el tsáfiqui.
No obstante cuando conversan entre los dos grupos étnicos emplean el español. Hasta hace unos años, los tsáchilas solo accedían a la convivencia temporal con extranjeros de Estados Unidos.
En el 2014 la organización Thinking Beyond Borders facilitó la llegada de un grupo de bachilleres a las comunas de los tsáchilas para que conozcan el “mundo real”. Los tsáchilas les enseñaron sus prácticas cotidianas, su idioma, la gastronomía…
El exgobernador Héctor Aguavil señaló que ese fue un primer paso para entender que por medio del intercambio de costumbres se puede comprender cómo son las realidades de otras personas.
Ahora con los chachis quieren fortalecer los lazos para crear proyectos comunitarios conjuntos, según la Gobernación Tsáchila.
El presidente de la Asociación de Jóvenes Chachis, Luis Cimarrón, asegura que si bien hay relaciones comerciales estas siempre se hacen por separado.
Una idea que tienen los chachis es proveer sus artesanías a grandes cadenas de negocios, pero con un trabajo comprometido que involucre a las dos nacionalidades. Cimarrón dice que esta propuesta se discute con las autoridades internas.