La organización indígena Kamachw está conformada por 10 asociaciones de mujeres. Foto: PPD
En la provincia del Chimborazo, para las comunidades de la nacionalidad Puruhá que viven en el páramo, el agua es un bien escaso. En ciertos casos cuentan solo para consumo humano, incluso en cantidades insuficientes. Así cuenta Sandra Pagalo, técnica social de la organización de mujeres indígenas Kamachw Provincial.
Pagalo cuenta que antes se quemaba el páramo y las familias avanzaban con la frontera agrícola hasta los 4 000 metros. Ahora están sufriendo las consecuencias. Ante esta problemática, 210 familias puruhaes, de los cantones Alausí, Guamote, Colta y Riobamba, decidieron unirse para preservar los páramos y a la vez recuperar la chicha; una bebida tradicional que estaba siendo remplazada por gaseosas.
El proyecto, con apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones de Naciones Unidas y el Ministerio del Ambiente, ha logrado regenerar 20 hectáreas de páramo, proteger cinco fuentes hídricas y conservar 2,5 km de la ribera de la microcuenca del río Cebadas.
“Cuidar nuestros páramos es importante porque nos ayuda a mantener el agua y se conserva la riqueza natural existente, así protegemos la vida de los animales y plantas”, dijo la presidenta de la organización de mujeres indígenas Kmachw Provincial en un comunicado.
La organización de mujeres junto con la asociación Sariv y la Fundación Andinamarc trabajan con la agroecología y en la construcción de biocorredores desde el 2010.
Uno de los objetivos del proyecto es mejorar la semilla del maíz negro que se ha perdido por la falta de consumo y la mezcla genética, según Pagalo. Las mazorcas más negras, explica, son las más adecuadas para producir chicha. En los últimos años la genética del maíz negro se ha combinado con el maíz blanco perdiendo así sus características iniciales.
Una vez mejorada la semilla, las comunidades han empezado a comercializar la chicha en ferias organizadas por diferentes instituciones gubernamentales y ONG.
Según Segundo Cuji, presidente de Sariv y de la Fundación Andinamarc, al mes producen 400 litros de la bebida tradicional.
A través de la agroecología, el rescate de semillas nativas y el consumo de alimentos andinos, las comunidades han logrado preservar los páramos.
Parte del consenso de las 210 familias es no utilizar químicos en sus cultivos, según Cuji. Además, se dedican a la crianza de animales y a plantar otros vegetales andinos. “El excedente de las cosechas va destinado a la economía de las familias. Así se evita la necesidad de expandir la frontera agrícola”, dijo Cuji.
En los últimos años Cuji y Pagalo han notado un progreso económico en las comunidades.
Intercultural
210 familias puruhaes conservan el páramo y recuperan su bebida tradicional