Llamas y alpacas se encuentran en las rutas por el volcán Chimborazo. Foto: Cristina Márquez/EL COMERCIO
Chimborazo, la novena provincia más poblada del Ecuador, es una opción para los amantes de la aventura y el turismo vivencial y comunitario. Puruhá Razurku es una de esas alternativas. Este emprendimiento indígena beneficia a 11 comunidades y ofrece 17 rutas dentro de cinco cantones.
La variada geografía chimboracense permite realizar trekking, escalada, camping, ciclismo y senderismo con la ayuda de guías nativos. Todos los tours de esta empresa culminan con una noche cultural en las distintas comunidades.
En kichwa, Puruhá Razurku significa ‘montañas nevadas puruhaes’. Precisamente, las actividades que oferta se desarrollan en una geografía compuesta por páramos, nevados, volcanes, etc.
Según Olmedo Cayambe Lema, gerente de esta empresa indígena, uno de los recorridos más solicitados es la ruta de los hieleros. Los turistas son alojados en la comunidad Razcuñan y, al amanecer, caminan hasta las minas de hielo en compañía de Baltazar Ushca, el último hielero del Chimborazo.
Otra ruta de alta demanda lleva a los turistas a alojarse en la Casa Cóndor, donde luego recorren las laderas del Chimborazo hasta llegar a las agujas de Wimper. En la comunidad Palacio Real, mientras tanto, el mayor atractivo que ofrecen son los platillos elaborados con carne de llama.
Para Cayambe Lema, el emprendimiento turístico se concretó cuando los lugareños valoraron su herencia cultural. “Tuvimos que recuperar nuestras prácticas ancestrales, como vestimenta, idioma nativo y todo lo que nos identifica como puruhaes”.
Estos recorridos tienen un costo entre los USD 60 y 120, dependiendo de la duración y la ruta escogida. Puede reservar una de estas opciones en la página web de la Corporación para el Desarrollo del Turismo Comunitario de Chimborazo (Cordtuch).
Otro emprendimiento turístico está en Tolte, comunidad indígena situada al sur de Chimborazo. Su oferta abarca recorridos por granjas orgánicas, trapiches, artesanías, comidas típicas y caminatas por senderos naturales con la ayuda de guías nativos. Estos últimos, además de brindar su apoyo, relatan historiasde hechos anecdóticos de sus pueblos.
Una de sus rutas de mayor demanda es la visita al monte Pistishí donde está la Nariz del Diablo, lugar donde el tren crucero realiza un descenso en zigzag. El trayecto se puede realizar a caballo o en bicicleta con guías nativos. El costo es de USD 35 e incluye un almuerzo típico.