El pasado 2 de enero una mujer que iba camino al trabajo se encontró con una perrita que caminaba con dificultad por una calle en la ciudad de Cali, Colombia. La cachorra, de cuatro meses, dio un par de pasos más y se desplomó. Había sido violada.
El segundo libro del Código Orgánico del Ambiente (COA) contempla la protección del patrimonio natural. En el primer capítulo del título séptimo se hace alusión al manejo responsable de la fauna urbana que busca garantizar “el bienestar animal a través de erradicar la violencia contra los animales, fomentar un trato adecuado para evitarles sufrimientos innecesarios y prevenir su maltrato”, según el artículo 139 de la norma aprobada.
Carlitos, un pekinés adulto, fue rescatado en el sector de Checa, al nororiente de Quito. El can presentó síntomas de haber sido abusado sexualmente. La organización Patitas Callejeras se hizo cargo de él y lo ingresaron a la Clínica Veterinaria Brasil. Su proceso de recuperación fue satisfactorio, sin embargo, la historia del animal es un caso más de zoofilia que ocurrió en la capital este año. Anteriormente, una perra de nombre Dulce murió debido a una lesión sexual. Video: EL COMERCIO TV
Una propuesta que reconozca que los animales también pueden ser víctimas del abuso sexual (zoofilia) y que se cree herramientas legales para poder perseguir este tipo de conductas. Eso plantean las oficialistas Soledad Buendía y Lídice Larrea en un proyecto de Ley Orgánica Reformatoria al Código Integral Penal.