Desde hace 20 años, todos los desperdicios que se generan en Quito van a parar al relleno sanitario de El Inga. Cada día llegan cerca de 2 200 toneladas de desechos.
Tanlagua ya no es ese caserío empolvado donde la gente humedece telas y las coloca bajo la puerta para que la tierra no cubra los muebles.
Los quiteños amanecieron con escoba y pala en mano. Desde las 07:00 de este jueves 10 de octubre del 2019 en sectores como Cotocollao y los Dos puentes, los vecinos se volcaron a las calles para limpiar los frentes de sus viviendas. En la avenida Mariscal Sucre, entre las calles Cayetano Cestaris y General Paya, cuatro personas salieron a retirar la basura y a pintar las fachadas de sus casas.
Este jueves 10 octubre del 2019, la capital azuaya amaneció con dos noticias importantes que son resultado del paro nacional: el incremento de 10 centavos del pasaje urbano y la declaratoria de emergencia por los destrozos causados al Centro Histórico.
Aunque podrían servir como alimento, frutas y verduras que no cumplen con el tamaño, forma y color deseados por los consumidores son enviados a la basura. Lo mismo ocurre con productos que están cercanos a la fecha de caducidad o con aquellos que solo tienen alguna imperfección en su empaque. Para evitar su desperdicio, en Quito existen voluntarios que trabajan con empresas, mercados y hogares para rescatar esta comida.
A diario los ecuatorianos usan celulares, computadoras, televisores y otros aparatos electrónicos. Y, cuando se deterioran, los desechan, pero no siempre de la forma correcta.
El Parque Nacional Galápagos cumplirá 60 años de creación como primera área protegida del país este 4 de julio. Ante el crecimiento de la población y el aumento de la presencia de turistas en el Archipiélago, la conservación de su flora y fauna depende también de la gestión de los residuos sólidos en sus islas pobladas.
Comunidad, trabajadores, expertos y Municipio, desde varios frentes y con propuestas diversas, tienen una meta: separar los residuos sólidos, reciclar y disminuir la generación de basura en Quito. En la ciudad se producen diariamente unas 2 200 toneladas de desechos comunes. Al menos 530 (24%) se pueden reciclar.
Los 40 camiones nuevos, que llegaron a Quito los últimos seis meses, aliviaron la crisis en la recolección de basura que inundó las calles desde finales del 2017. Pero el problema aún sigue en sectores como Pisulí, El Camal, Ferroviaria y Comité del Pueblo, donde la tarea tarda hasta tres días.
La mañana de este martes 24 de julio del 2018 había desperdicios acumulados en el barrio La Florida, ubicado en el norte de Quito. Los vecinos piden a la Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo) que mejore su servicio en el sector.
Molestos. Así están los vecinos de San José del Condado y de La Mañosca, en el norte de Quito, porque aseguran que solo los desperdicios que se encuentran regados fuera de los contenedores son recogidos por personal de Emaseo, más no la basura que se encuentra en el interior de ellos.
El Reino Unido, uno de los países que más alimentos desperdicia, está empezando a actuar contra el derroche gracias a varias iniciativas para ayudar a los pobres y, en esta época, crear un poco de alegría navideña.
Vestidos como los milenarios guerreros Samurái, un grupo de artistas japoneses desenvaina sus sables para recoger desperdicios en las vías públicas e inspirar a los capitales a unirse a la batalla contra la basura. Video: Agencia AFP.
El desperdicio de comida es una problemática a nivel mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia. Esto equivale a cerca de 1 300 millones de toneladas al año.
Solo el 10% de la basura que se genera en Quito se recicla de alguna manera. Todo lo demás –comida, papel, botellas, aparatos, ropa vieja…– se echa al mismo tacho y va a parar al mismo relleno sanitario del Inga. Ese proceso no solo es una condena a largo plazo contra el ambiente, sino que además representa un costo millonario.
Todos los desechos que general la capital del Ecuador acaban en del Inga. Este relleno recibe 2 000 toneladas diarias de desechos que son colocados en un hueco llamado cubeto. En tres meses, el cubeto actual se llenará, por lo que la construcción de uno nuevo era impostergable. Fotos: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Cada latinoamericano desperdicia 223 kg de alimentos por año, equivalentes a unas 127 toneladas, una cantidad que los países se comprometieron a reducir a la mitad al año 2030, informó este martes 3 de noviembre de 2015 la FAO.
El Banco de Alimentos Diakonía busca rescatar en Guayaquil el 1 por 1 000 de los alimentos desperdiciados de industrias y supermercados que estén en condiciones para ser donados.
El alimento viajó unos 400 kilómetros, pero nadie lo aprovechó y se desperdició. Llegó desde Cotopaxi y demoró casi tres meses en brotar de la tierra. Aunque es apetecido en EE.UU., Japón y Alemania (unas 70 000 toneladas se exportan al año), este brócoli se pudre en un tacho de basura de un mercado de Guayaquil, con más restos de comida. Terminará en el botadero, en un círculo de consecuencias humanitarias, ambientales y económicas.
Escalar el Everest ha sido objeto de la ambición del ser humano durante más de medio siglo pero la gloria no es lo único imperecedero a más de 6 000 metros de altura, ya que los excrementos de quienes llegan a lo más alto del mundo se han convertido en un problema y limpiarlos otro más.