Frente al tren blindado que en 1958 descarriló el Che Guevara en una batalla crucial para la revolución, el cartero Abelardo Escarrilla se queja de que el presidente Raúl Castro no respondiera a los reclamos económicos de los cubanos durante la fiesta del 26 de julio.
El mandatario, presente en el acto con su uniforme verde oliva de general, se abstuvo de hablar en la ceremonia y encomendó la tarea al número dos del gobierno, José Machado, quien dijo que los cambios seguirán “paso a paso”.
“Al cubano lo que le afecta es la economía. Quisiéramos que Raúl eliminara algunas trabas. Hay muchas restricciones”, pero “lo concreto lo tiene que decir él”, dijo Escarrilla a la AFP en Santa Clara, 270 km al este de La Habana. Allí se celebró ayer la mayor fiesta de la revolución cubana.
Además del silencio de Raúl, se sintieron dos ausencias: la del presidente venezolano Hugo Chávez, quien canceló su viaje por la crisis con Colombia, y la del líder Fidel Castro, de quien se esperaba que reapareciera ante una multitud de 90 000 personas.
“Tengo un problema de vivienda y esperaba que (Raúl) dijera algo sobre ese tema, pero bueno, seguimos luchando”, dijo Arelis Rodríguez, una pensionada.Los cubanos reciben una canasta básica subsidiada pero insuficiente, y tienen que complementar sus necesidades en un mercado liberado a altos precios, y en ‘la bolsa negra’ (mercado clandestino). Para enfrentar esos elevados precios, sobre todo de los alimentos, “con un salario que no le alcanza a la mayoría de los cubanos para vivir”, Abelardo, padre de dos niños, alterna su trabajo de cartero con el ‘bicitaxi’, una bicicleta de tres ruedas y un asiento para un pasajero, al estilo asiático.Detrás de la Plaza que acogió al acto, en un mausoleo reposan los restos del Che y de varios de sus compañeros en la guerrilla boliviana de 1967. El 28 de diciembre de 1958, con 300 guerrilleros bajo su mando, el Che tomó esta ciudad y destruyó el poderoso tren blindado, lo que precipitó la caída de la dictadura de Fulgencio Batista tres días después.
Omar López, un constructor de 57 años, apuró la terminación de un pequeño parque infantil en saludo a la efeméride y reconoció que “la situación está difícil, pero estamos luchando”.
“Raúl es el presidente, pero Fidel el líder”, dijo López, quien esperaba, como muchos cubanos, ver a Fidel Castro en la celebración, pues tras recuperarse parcialmente de una grave enfermedad que lo alejó del poder, en el 2006, tuvo seis reapariciones públicas en las últimas dos semanas.
Desde que sustituyó a Fidel en el poder, Raúl Castro tomó algunas medidas: eliminó el techo salarial y flexibilizó el trabajo en algunas áreas de servicio, como el de los cortes de pelo y taxis.
Con una economía en picada, esas medidas resultan insuficientes y los cubanos esperan que el presidente “abra la mano”, según Escarrilla. “Se han abierto más patentes (permisos), pero es necesario más apertura, para que la gente pueda poner su negocio de arreglar zapatos, abrir un puesto de comida para que haya más oferta y forma de ganarse los pesos”, dijo el cartero Abelardo.