Un gran espejo líquido refleja el verdor de manglares centenarios, de más de 4 metros de altura, en la ruta hacia Cerritos de los Morreños, comunidad a dos horas de lancha desde Guayaquil. Un recorrido de kilómetros y kilómetros de aguas mansas y mangles, en el estero Salado. El canal se ensancha desde solo 100 metros hasta varios cientos, a medida que el viajero se interna en el Golfo de Guayaquil.