En una de las entrevistas o notas de prensa de la ‘prensa corrupta’ -la buena no cuenta para esto- , luego del shock producido por “la diferencia”, el Primer Mandatario expresó que estaba contento. Dijo que todos ganaron, pues ellos lo hicieron, aunque no en el porcentaje esperado, y los otros, jamás se imaginaron que la distancia iba a ser tan corta.
Pasados los días y medidas las reacciones, sin los efectos inmediatos que causan los escrutinios y en un escenario más contextualizado, da la impresión, o por lo menos da lugar para la interrogante : ¿Acaso, todos perdieron…?
Examinada esa posibilidad, primero nos encontramos con un resultado que contrarió al Gobierno. Nunca es oportuna una serenata a una quinceañera días antes del primer vals. Tuvo la ventaja de que el CNE falló en todo y era imposible un resultado rápido. Sin embargo hay que reconocer al Presidente del CNE que permitió contrastar los primeros resultados reales con los de la utopía y los de la farra. ¿Qué presiones y de qué penas habrá sido amenazado por la guardia íntima de Carondelet?
Luego vinieron los cambios superficiales de ministros y la actitud de funcionarios, incluso recién posesionados, tronando en una exorbitante nube de ira que hasta ahora resulta injustificable, por cuanto eran los triunfadores. El primer mandatario reacciona con la risa o la cárcel, pero los Beria, Montesinos o a los Contreras de Pinochet que lo rodean, sufren de una mayor iracundia. Se olvidan que están en el siglo XXI y responden a un pueblo que supo leer y reflexionar sobre las 10 preguntas. Se exceptúan los anexos, pues los ciudadanos en gran mayoría son alfabetos, pero desconocen las triquiñuelas jurídicas del poder.
En el otro lado la situación tampoco fue de bombos y platillos, pues no saben sumar y no proclamaron la victoria que significa la suma de los votos por el No, los blancos y los nulos. Respecto a esto último, la nulidad solo se produciría si algún despechado depositara ocultamente en la urna la prenda o una fotografía de un amor traicionado en vez de la papeleta oficial.
Luego viene lo más difícil. Las primeras cinco respuestas irán directamente al registro oficial y serán obligatorias. Las otras cinco ingresarán a la Asamblea, donde la disputa puede ser más grave que en los últimos años. Gobiernistas incondicionales, otros dudosos por su futuro político y por las provincias que representan, opositores radicales, otros racionales y los de ‘libre mercado’. Es decir, nada parece cambiar en el Ecuador político; sin embargo, algunos hechos son novedosos. En la Costa se busca de urgencia un líder; en la Sierra central el mensaje es claro: no provoquen, somos pequeños en geografía, pero intensos en vivencia comunitaria y en el Oriente pesan las diferencias de otras identidades que exigen el respeto gubernamental y de todos.