El aire veraniego está apto para las vacaciones. Tanto que el presidente Correa suspendió 12 días su campaña total y se dio una vuelta familiar por Bruselas. Su amiga, la Asamblea, no está para descansos ni cambios de ambiente. El Jefe le dio tarea antes de irse y punto. Tuvo que aprobar en 30 días el Código Financiero, con más de 500 artículos y disposiciones polémicas que nadie esperaba por más revolucionario que sea el gobierno de turno. No se sabe con precisión lo que hicieron los ministros. Ellos aparecen solo de vez en cuando. Consta, eso sí, que los del área económica trabajaron el doble y esperan la hora de ubicarse en la poderosa Junta Reguladora para cambiar el rumbo financiero del Ecuador. Los banqueros derraman lágrimas invernales. Algo que funcionó con entusiasmo fue el turismo interno y las playas recibieron cariñosa y calurosamente a los serranos.
El verano del 2014 va a ser recordado por el nuevo rumbo gubernamental en varios campos. El Ejecutivo apareció dispuesto a “meter la mano” no solo en la justicia sino también en los bancos, en los fondos de cesantía de los maestros y de 53 personajes más, en las compras por Internet, etc. La pregunta lógica fue: ¿está fallando la liquidez oficial por el excesivo entusiasmo en las obras públicas y el consiguiente costo? Menos mal que esa inquietud veraniega dio paso a una declaración presidencial interesante.
“Tratamos -dijo el Presidente- de transparentar y regularizar los fondos y ahora se dice que hay iliquidez en el Gobierno por el excesivo gasto público. El financiamiento para este año está cerrado. Si hubiéramos necesitado dinero, ¿saben a cuánto llegó la demanda de bonos ecuatorianos? A USD
5 600 millones. Solo colocamos USD 2 000 millones porque no necesitamos más”.
En medio de este verano gubernamental, el tema bancario ha sido el más traqueado desde que Luis Robalino se retiró de la cancha aduciendo que el aire estaba muy caldeado. ¿Quién nos puede tranquilizar? Por lo pronto, nos atenemos a las palabras de la asambleísta Paola Pavón: “El control gubernamental es para que no se vuelva a repetir un feriado bancario como el de 1999. ¿Qué otra cosa pueden esperar del gobierno correísta? Tranquilos”.
Se esperaba que el Jefe Rafael volviera con buen humor luego de las vacaciones y en la plenitud del verano, pero en la inauguración de la ruta Collas estuvo serio y hasta bravo. Lamentó mucho la ausencia de su candidato y amigo Contrabarrera y fustigó a la “refundación conservadora” y, por supuesto a la prensa. Más tarde criticó el encuentro Nebot-Rodas en Guayaquil. Pero en una tercera instancia se puso de humor y desafió al Cachorro para enfrentarse por la Presidencia en el 2017 y ganarle en su propia cancha. El Alcalde porteño dijo que el reto no era serio y que no le respondía porque Correa podía refutarle, a su vez, con “alguna pendejada”.
Seguimos, pues, igual que en el invierno, con un candidato y medio. Los ciudadanos rezan porque la liquidez presidencial
dure lo más posible. Los alcaldes siguen siendo sospechosos.