La Universidad Andina cumple estos días un cuarto de siglo de existencia. No voy a redundar en los beneficios que ha traído en este lapso al país y a la región una institución de tanta prestancia académica. Son de sobra conocidas sus cualidades, su excelencia, sus aportes en investigación y su vinculación con la sociedad.
Quiero, sí, resaltar su perseverancia para mantener, no solo sus virtudes, sino de manera incólume su dignidad, su “autonomía responsable”, su libertad de pensamiento y cátedra y su producción de ideas en estos últimos años. Y también, ponerla como ejemplo de su sana rebeldía y lucha por el cumplimiento de la ley sin sumisión, solo con la razón.
Su aniversario se cumple en una coyuntura singular. Tras cerca de dos años de inútil persecución política, ha sobrevenido un período de diálogo y de búsqueda de entendimiento sustentado en la buena voluntad recíproca con el gobierno y en las leyes que regulan el funcionamiento de una entidad sui generis en la medida en que es un organismo internacional reconocido por el Estado pero sujeto al marco legal de educación superior y administración nacional.
El gobierno ha demostrado en los hechos, una vez más, su voluntad de consenso y su afán por resolver, en el marco de la ley, enfrentamientos políticos estériles. Augusto Barrera, responsable del SENESCYT, se lleva las palmas por su apertura y simple cumplimiento del deber sin hacer de “la ley arma de persecución”, y Jaime Breilh, el rector, por su inclaudicable anhelo de “diálogo respetuoso y persuasivo” para enrumbar a la Andina por la irrenunciable función de investigar y enseñar.
El viernes pasado hubo un hecho inconcebible hace solo unas semanas y que merece ser resaltado. En la sesión solemne conmemorativa convocada con este motivo estuvo presente el presidente de la República para darle realce al evento. En su intervención hizo un llamado a la academia a sumarse a un gran acuerdo nacional para generar conocimiento y mejorar la calidad de vida de los más necesitados.
Inimaginable pensar a su antecesor en un acto semejante acostumbrado a la confrontación, en particular con la Andina…
La UASB seguirá ahora en el propósito de buscar la excelencia y la calidad por muchos años más cumpliendo con su vocación educativa y de acompañamiento al desarrollo, sin incertidumbres, sin distracciones por caprichos políticos. Continuará, cada vez más y mejor con su tarea. La actitud constructiva se ha impuesto otra vez en tan solo dos meses, ahora en el campo de la educación superior.
Anécdota: al iniciar su intervención el presidente Moreno, se refirió al telepronter instalado para leer su discurso, advirtió que no lo usaría porque usualmente no sirve, como los Druhv…