Las tecnologías de la información y comunicación han cambiado radicalmente nuestra sociedad en todos los aspectos, pues, han propiciado una transformación sustancial de las actividades políticas, económicas, industriales, comerciales, laborales, sociales, culturales e incluso de las personales.
Han modificado la forma en que se producen, distribuyen y consumen bienes y servicios y las relaciones entre gobiernos, empresas y consumidores, pues, se han generado nuevos modelos de negocios basados en la captura del valor del dato, sobre todo del personal.
Las TIC han facilitado el acceso al conocimiento y el desarrollo de habilidades y capacidades informacionales y generado nuevas formas de interacción humana. Su difusión, uso masivo e intensivo se ha producido a través de sistemas o aplicaciones que facilitan la interacción, comunicación o transacciones entre usuarios a través de internet; es decir mediante plataformas digitales como: redes sociales, mensajerías instantáneas, metaversos e incluso juegos en línea. En estos se incluyen una gran variedad de servicios y funcionalidades, como la publicación y compartición de contenido, comunicación en tiempo real, creación y participación en comunidades virtuales, etc.
La tecnología se ha vuelto parte natural e integral del entorno del ser humano. Toda actividad que se realiza en línea, propia o de terceros deja un rastro en la red, entonces estamos construyendo y gestionando nuestra identidad digital, nuestras relaciones económicas e incluso interpersonales. Estamos tomando decisiones en el mundo en línea que nos afectan el mundo off line.
Es evidente que las TIC han mejorado nuestra calidad de vida en muchos aspectos. Sin embargo, tratamientos inadecuados de datos personales recogidos de forma masiva usando tecnologías como Big data e inteligencia artificial buscan crear perfiles de personas con quienes se busca interactuar para incidir en sus decisiones y favorecer, incluso de forma imperceptible, intereses económicos, políticos e incluso geopolíticos, sin que el ciudadano entienda cómo se está afectando su derecho a decidir.
La recopilación de datos personales que no reflejan la realidad de sus titulares, por su inexactitud o desactualización, y que pudieran afectar derechos como el acceso a la educación, a la vivienda o aun crédito. Asimismo, automatizaciones con sesgos que pudieran causar discriminación a las personas.
Infraestructuras tecnológicas que debido a sus bajos niveles de seguridad puedan causar indisponibilidad de servicios de emergencia, de salud o de seguridad pública, por ejemplo; falta de confidencialidad por posibles divulgaciones de información que pueden transgredir el honor, intimidad, o que viabilizan estafas, extorsiones y perjuicios económicos a las personas; o la falta de integridad, por posibles manipulaciones que pueden afectar la veracidad de la información relacionada con registros financieros o derechos de propiedad de las personas, por ejemplo.
La violencia digital ampliamente extendida y que se evidencia en casos de ciberbullying, grooming, violencia sexual digital, acoso virtual, sextorsión, que mayoritariamente se perpetra sobre los más vulnerables, niños, niñas y adolescentes, mujeres y GLBTS.
Dada la naturaleza de las actuales transgresiones que se producen en los entornos digitales, es necesario promover una actualización de nuevas facetas o enfoques digitales para completar y añadir nuevas características, condiciones o elementos esenciales al catálogo de derechos humanos existentes.
Los derechos humanos fueron creados a través de la Declaración de Derechos Humanos de 1948 que permitieron la creación del Sistema Universal de Derechos Humanos que tiene como objetivo promover el respeto y la protección de la dignidad humana a través de proporcionar mecanismos normativos, institucionales, procesales y de cooperación internacional que eviten su vulneración.
Esto no es suficiente, pues existen otros derechos que tienen su origen directo en el desarrollo tecnológico, pues no se materializan sin el uso de las TIC. Estos nuevos derechos son los que se conocen como derechos digitales y que buscan aumentar la protección de personas a los entornos digitales.
Ejemplo de cómo el mundo está respondiendo a esta realidad la tenemos en España, que dicta la “Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales”. Asimismo, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa que dictan la primera “Declaración Europea sobre los Derechos y Principios Digitales para la Década Digital” (2023/C 23/01). En Latinoamérica tenemos la “Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericana” dictada el 25 de marzo del 2023, durante la XXVIII Cumbre Iberoamericana, “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible”, en el que participaron 22 países de la región, incluido Ecuador.
En estos instrumentos internacionales se reconocen los siguientes: derecho a la neutralidad de internet, derecho de acceso universal a internet, derecho a la seguridad digital, el derecho al cifrado, derecho a la educación digital, protección de los menores en internet, derecho de rectificación en internet, derecho a la actualización de informaciones en medios de comunicación digitales, derecho a la intimidad y uso de dispositivos digitales en el ámbito laboral, derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral, derecho a la intimidad frente al uso de dispositivos de videovigilancia y de grabación de sonidos en el lugar de trabajo, derecho a la intimidad ante la utilización de sistemas de geolocalización en el ámbito laboral, derechos digitales en la negociación colectiva, protección de datos de los menores en internet, derecho al olvido en búsquedas de internet, derecho al olvido en servicios de redes sociales y servicios equivalentes, derecho de portabilidad en servicios de redes sociales y servicios equivalentes y derecho al testamento digital, entre otros.
Estamos viviendo un momento de cambios sustanciales en el que todos somos actores. Debemos participar en el diseño del contenido de estos derechos. La propuesta es propositiva, desarrollemos conocimiento conjunto que nos permita entender su contenido esencial para proteger a las personas de posibles vulneraciones, al mismo tiempo se permita la innovación y el desarrollo de las TIC en el Ecuador.