Luego un golpe de Estado contra el Gobierno legal de la República española, y de una sangrienta guerra civil (1936-1939), el general Francisco Franco gobernó España como dictador por casi cuarenta años, hasta su muerte en 1975.
Durante los primeros tiempos de la “transición”, la preocupación de los españoles fue asegurar el régimen jurídico, constantemente amenazado por la derecha franquista. Se emitió una Constitución, se legalizaron los partidos y se puso en marcha un sistema político, que vapuleado ahora por los ‘indignados’, ha mantenido al país en el marco de la legalidad y la participación democrática.
Pero el pasado franquista no se ha olvidado. Sobre todo los familiares de las miles de víctimas del Régimen piden que se limpie la memoria de sus seres queridos que combatieron por la República y que se localicen sus tumbas para que reciban sepultura decente. Algunas decisiones judiciales han apuntado a ese fin.
Sin embargo, hasta no hace mucho, el mayor monumento a la represión de Franco seguía intocado. Luego de su triunfo, el dictador hizo construir el “Valle de los Caídos”, en cuyo centro, clavada en la roca estaba una basílica, donde se enterró a muchos soldados franquistas de la guerra civil. Los constructores fueron presos políticos republicanos, muchos de los cuales murieron en el sitio y fueron enterrados anónimamente allí.
Ante el altar mayor de la basílica se enterró a José Antonio Primo de Rivera, máxima figura de la “Falange”, el movimiento de corte fascista que usó Franco para apuntalar su poder. Luego de su muerte, el propio dictador fue enterrado en ese sitio, bajo toneladas de cemento armado, para que no fuera removido de allí.
Pero ahora se reclama que quienes fueron víctimas de la represión y levantaron el enorme complejo arquitectónico como esclavos, no queden allí enterrados sin memoria. Y también se ha pedido que todo el Valle de los Caídos y la basílica, se transformen en un monumento no de revancha y homenaje al fascismo y sus máximas figuras, sino de reconciliación nacional. Para ello, habría que sacar los restos de Franco del centro de la iglesia y llevarlos al cementerio donde está enterrada su esposa.
Los símbolos son importantes en la recuperación de la identidad de los pueblos. Hacer justicia a quienes fueron víctimas del fascismo es fundamental, como lo ha sido también reivindicar a los miles que cayeron bajo el régimen de Stalin.
El asunto ha despertado polémica en España, pero parece que será respetada por el gobierno la decisión que al respecto tome una comisión de alto nivel que estudia una propuesta de darle nuevo contenido al Valle de los Caídos. Si esa construcción, hecha con sudor y sangre de españoles para exaltar la dictadura, se transforma en un centro de unidad y paz, España y la democracia mundial habrán ganado.