El Ecuador abre sus puertas al turismo chino. Esta decisión tiene por objeto estimular la entrada de recursos.
La historia de la llegada de chinos al Ecuador se remonta a muchos años de corrientes migratorias que se fueron asentando en distintos lugares del país; muchos se dedicaron a tareas como el comercio y la restauración.
Como una de las proclamas políticas novedosas, la Constitución de Montecristi abrió sus puertas de forma indiscriminada con la declaración de la ciudadanía universal. Poco tiempo después, en 2011, la apertura se vio mermada por la solicitud de visas a ciudadanos de varios países, entre ellos China.
La llegada de personas de modo indiscriminado fue un hecho que causó inquietud social, al tiempo que miles de personas se integraron a la dinámica de la sociedad de distintas maneras. Algunos extranjeros utilizaron al país como puente para futuras migraciones, entre ellas a los Estados Unidos.
El caso del turismo chino tiene una lógica e intención distinta. Junto con la llegada de capitales, muchos chinos viven en el Ecuador y a su vez estimulan la llegada de otros turistas. Un país gigante con una población enorme tiene también una cantidad de personas que están en condiciones de hacer turismo, ocupar hoteles y gastar dinero. En esa lógica, cuya corriente influye en todo el mundo de manera dinámica, se inscribe esta apertura. Aunque, como pasa con otros países, la reciprocidad no sea la deseada para los ecuatorianos.