Era una prueba de fuego para el presidente Nicolás Maduro. La primera elección seccional que afronta con la figura del extinto Hugo Chávez cada vez más diluida y su errática política pública cuestionada, no parece haber sumado suficientes factores de erosión, puesto que el Partido Socialista Unido de Venezuela ( PSUV) se llevó el 49,2% de los votos.
La oposición acortó distancias y obtuvo el 42,7%, aunque sus triunfos se cuentan en los estados de mayor población e influencia. La oposición ganó en Caracas, Maracaibo, Valencia y Barquisimeto y aún en el estado de Barinas, de donde era oriundo Chávez.
El Presidente afrontó el proceso electoral con fuertes críticas internas y externas, una notoria escasez de alimentos y una inflación del 54%. Sin embargo, el discurso populista le favorece, mientras que la oposición unificada, que alcanzó un fuerte respaldo en los dos comicios presidenciales, una vez más no tuvo una expansión suficiente ni mayoritaria. La diferencia de votos supera a la que alcanzó el Presidente en las urnas cuando ganó con 1,5%. La oposición cuestiona el procedimiento electoral y antes había puesto peros al conteo de votos electrónico.
Mientras el Presidente señaló al conocer los resultados que ‘el pueblo de Venezuela le dijo al mundo que ‘la Revolución Bolivariana continúa con más fuerza’, Tal Cual, un diario crítico del chavismo, calificó a la victoria de pírrica. La polarización se mantiene.