Hoy se someten al voto popular cinco candidatos con un solo objetivo: derrotar el 7 de octubre a Hugo Chávez, que cumple 12 años en el poder.
De esta manera la oposición supera un mal que la condenó a perder. La falta de unidad y la abstinencia en la participación lograron consolidar al Régimen populista liderado por el militar que se hizo conocer mediante un golpe de Estado y luego ganó elecciones.
Con una concentración extrema de poder, discursos altisonantes, descrédito a la oposición y combate a la prensa crítica con cierre de medios y conquista de estaciones de radio y TV controladas desde el Gobierno, el autoproclamado Régimen Bolivariano se ha hecho reelegir hasta completar 12 años mediante procesos electorales poco claros. La oposición optó hasta las elecciones parlamentarias pasadas por abstenerse denunciando fraude, pero fue una estrategia equivocada que permitió a Chávez copar todos los espacios.
Prevalido de grandes ingresos a causa del alto precio del petróleo y con innegables programas de ayuda social, el discurso parece agotarse. La alternabilidad propia de democracias maduras podría ser la salida.
Cinco candidatos de la Mesa Democrática decidieron, por propia voluntad, elegir a un líder opositor único. Los más opcionados son los gobernadores de los estados de Miranda y Zulia, los más ricos y populosos de Venezuela. Henrique Capriles y Pablo Pérez tienen como contendientes a la legisladora María Corina Machado, al diplomático Diego Arría y al sindicalista Pablo Medina.
Tras el proceso de hoy tendrán que forjar una propuesta común, derrotar la popularidad de Hugo Chávez y el inmenso aparato de propaganda que ha construido el populismo durante años.