Es todo un proceso. Se trata de fortalecer un sistema que ha venido funcionado con sus inconvenientes en las Unidades de Policía Comunitaria pero que supone una reingeniería conceptual. La clave está en crecer el número de unidades, dotarlo de un sistema georreferencial coherente darle una vida auténtica, acercarlas a la comunidad y especialmente conseguir el equipamiento indispensable para que el sistema de comunicaciones opere en condiciones óptimas.
Es importante el apoyo de la comunidad, sobre todo en la construcción de una comunión de valores y vivencias y un intercambio sano con la Policía, pero si bien los vecinos pueden acercarse y apoyar la labor policial, el asunto presupuestario debe estar enteramente en manos de los estamentos oficiales. Los ecuatorianos pagamos altos impuestos y la manera de devolverlos es con servicio en este que es uno de los puntos débiles de la vida nacional.
No citaremos aquí las cifras conocidas de sobra que refieren a las estadísticas de robos y asaltos, menos las de la violencia incrementada de manera significativa en los últimos años y que se sustentan en estudios internacionales y locales.
El Gobierno cuenta con un presupuesto de USD 200 millones para las 425 Unidades de Policía Comunitaria que quiere sumar. Además, hay 10 Unidades de Vigilancia nuevas. Este proyecto, con antecedentes en el pasado con el apoyo de la empresa privada, tiene ahora, en el caso de Quito el soporte del cabildo.
Lo importante es acercar a la Policía a la comunidad, pero sobretodo que esa Policía esté alerta las 24 horas, pueda responder oportunamente y se interconecte en caso de requerir auxilio o refuerzos.
Hay que levantar la imagen policial y su visión de servicio.