El Presidente tenía cerca, “cuidando” su vida y vigilando sus movimientos, a una persona presuntamente vinculada con el narcotráfico. Lenín Moreno dio dos entrevistas a cadenas internacionales de televisión e hizo esta revelación tan insólita como alarmante.
La información entregada de primera mano por el Mandatario de la Nación nos debe poner en alerta.
Si bien es cierto que la investigación está en marcha y de momento se ha procedido a la captura del sospechoso, la situación deja mucho que desear en cuanto a los procedimientos de selección, supervigilancia e inteligencia alrededor del personal de la seguridad presidencial. Pudieran estar en juego no solo aspectos de seguridad y el indispensable secreto respecto de algunos temas que normalmente debe tratar un mandatario, sino la misma integridad física del jefe de Estado.
A más de las investigaciones, se impone una revisión y acaso una depuración del personal al que se le asignan tan delicadas tareas. El perfil debe ser suprema competencia profesional, preparación de primera línea y solvencia humana y ética. ¡Manos a la obra!
La investigación debe ser profunda y el país merece prontas explicaciones. No sería aceptable que una infiltración de esa naturaleza hubiera tenido alguna incidencia en la tragedia que enluta al Ecuador en estos días.
La paz y la seguridad son dos temas indispensables, urgentes e indivisibles en unos momentos tan delicados.