El transporte masivo es un problema en la capital. La semana pasada, los usuarios fueron víctimas del paro y sus molestias.
El Alcalde de la ciudad tomó una decisión: si no se asumen las mejoras en el servicio, que tiene varios problemas, no habrá alza de tarifas.
Es verdad que la tarifa está represada, y en eso tienen razón los propietarios de las unidades de transporte, pero el compromiso de mejorar el servicio siempre se posterga.
El Cabildo adoptó medidas conducentes a subsidiar al transporte privado con un incentivo suficiente para mejorar la calidad de un servicio, que se siente deplorable, pero no surtió efecto. Esa medida costó millones pero ahora, por enésima vez, hablan los choferes y los dueños de autobuses de las tarifas represadas y ofrecen mejoras, de esas que nunca llegan o que se hacen en pocas unidades de transporte.
El paro de la semana pasada causó molestias a las personas, problemas para llegar a tiempo a los trabajos, incomodidades y hasta riesgo al tener que transportarse en camionetas.
El Cabildo ahora toma decisiones: tres empresas pasan a un proceso revocatorio de los permisos de operación por reincidencias. Entre las tres suman 100 autobuses.
Otras 54 empresas serán sancionadas. O los dueños de las unidades no toman conciencia de la indispensable mejora del servicio y se deja de transportar a la gente como ganado a granel, o las tarifas no se subirán.