En días pasados, la Superintendencia de Comunicación emitió una resolución que afecta a diario La Hora, porque según la autoridad hubo censura previa.
El caso remite a la rendición de cuentas del Alcalde de Loja, quien alegó que el mencionado medio no cubrió ni difundió su rendición de cuentas. El demandante dice que por la omisión deliberada la ciudadanía no pudo conocer su informe. Un expediente de tal naturaleza y la resolución que impone una multa económica sientan un mal precedente.
Desde el debate parlamentario de las normas que aluden al interés público se advirtió del peligro de esta consideración subjetiva, que podría traer interpretaciones diversas y problemas.
La agenda de los medios supone una selección de temas que el medio y los periodistas, de acuerdo a su experiencia, consideran de interés y de relevancia. Se lo hace de buena fe y conociendo profundamente al destinatario del mensaje.
Ningún medio del mundo publica todas las noticias por la simple razón de que no las tiene a su alcance ni se pueden cubrir todos los sucesos ni publicarlos en sus páginas. Los entes públicos tienen sus propios medios. El proceso periodístico es una versión de la realidad y no puede cubrirla exhaustivamente; es una expresión de los mensajes convertidos en noticias, análisis y opinión que hace un grupo profesional en el que la gente deposita su credibilidad.
Sancionar a un diario por publicar u omitir tal o cual información lastima la libertad de prensa. Es una mala noticia.