El país ha asistido a una semana de protestas en las calles, contramarchas gobiernistas y tensiones.
El origen del malestar de una parte de la ciudadanía está en los proyectos de Ley que busca el presidente Rafael Correa relativos a las herencias y a la plusvalía. Ambos modifican la proyección económica de distintos sectores y han merecido repudio.
A la protesta ciudadana se ha unido la expresión de políticos opositores, el excandidato presidencial Guillermo Lasso y los alcaldes de Quito y de Guayaquil.
La respuesta desde el oficialismo provocó una reunión de gabinete urgente del Presidente encargado, y la convocatoria a movilizaciones en varias ciudades, especialmente frente a la sede de Alianza País en Quito.
Las redes sociales son un caudal de ideas creativas y descalificaciones, así como de suplantaciones. El país ha vivido varios años de polarizaciones donde la palabra oficial ha empleado términos duros contra los que piensan distinto.
La Policía se ha hecho presente en gran número, ha separado a las manifestaciones ciudadanas y partidarias, y procura evitar la confrontación. Hubo algún lamentable episodio violento. La labor de la fuerza pública es controlar el orden y disuadir, nunca reprimir marchas pacíficas.
Los empresarios piden retirar el proyecto de ley. El bloque oficialista intenta atenuar su impacto suprimiendo una tabla de tributos.Correa en el discurso del 24 de mayo habló de confrontación. La discusión civilizada de las ideas siempre es la vía correcta.