A pocas semanas del trágico fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, la noticia llega con la imputación a la mismísimaPresidenta de la Argentina.
El caso Nisman, su muerte misteriosa -todavía no se esclarece si fue suicidio o asesinato- gira en torno al caso AMIA.
La explosión de un coche bomba en la Asociación Mutual Judía de la Argentina y otro atentado terrorista contra la Embajada de Israel, que dejaron en conjunto más de 100 muertes, venían siendo investigados por la justicia sin resultados.
Alguno de los presuntamente implicados tenía vinculaciones con el Gobierno de Irán. No hay que perder de vista la geopolítica, donde se mueven los regímenes de Israel e Irán. Los discursos agresivos entre políticos y funcionarios a lo largo del tiempo permiten advertir que sus diferencias son de fondo.
El canciller Héctor Timmerman firmó un compromiso poco claro
con el Gobierno iraní. La justicia veía trabas para seguir en la investigación de los autores del atentado, y en ese contexto el fiscal recientemente fallecido debía presentar al Parlamento un informe que se suponía delicado. Su violenta muerte desató una tormenta de la que el Régimen no supo salir con altivez ni elegancia.
La Presidenta en funciones deberá afrontar una imputación. Antes le ocurrió al vicepresidente Amado Boudou, por supuesta corrupción.
En Argentina, el Gobierno no logró ‘meter las manos’ del todo en la justicia.
La etapa final del Frente para la Victoria luce compleja en este año electoral.