Es todo un reto para Petroamazonas emprender la explotación de los campos de Tambococha y Tiputini, con la mirada nacional y mundial pendiente de la máxima rigurosidad con el cuidado ambiental que exige la actividad en el Parque Nacional Yasuní y su frágil ecosistema.
Petroamazonas es una empresa estatal que tiene a su cargo la operación de la estadounidense Oxy, que abandonó el país al finalizar el gobierno de Alfredo Palacio.
Los estándares de eficiencia y precio deberán extremarse en los dos campos de ITT que tendrá a su cargo en los próximos 20 años. Es clave su costo de extracción que actualmente es de USD 8 y podría incrementarse a USD 12 por cada barril, en atención a la calidad de crudo -y sus grados API- que se lo cataloga como pesado.
Un reto adicional será la perforación horizontal, que por ahora la hace la empresa estatal, pero en distancias cortas y se requerirá de nuevos sistemas que permitan introducirse en 10 km bajo tierra para evitar en la medida de lo posible el impacto ambiental que de suyo causan los pozos petroleros. Hay un debate sobre la capacidad técnica de Petroamazonas, sobre todo por la tecnología de punta que la operación demanda y, además, por el músculo financiero que las inversiones suponen (USD 5 000 millones en 23 años). Para uno y otro casos siempre queda la opción de acudir a asociaciones de extracción con empresas experimentadas y con dinero para invertir.