El país se mantiene a la expectativa de las nuevas revelaciones del caso Odebrecht, al punto que opacan y conjugan otros temas de interés y debate nacional.
Desde los anuncios que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos deslizara, los actores públicos, los candidatos y los líderes de opinión no han dejado de tocar el caso Odebrecht.
La gran empresa constructora acabó con la credibilidad y el buen nombre de toda la clase política de su país. El ‘impeachment’ y destitución de Dilma Rousseff, la acumulación de juicios en los que se halla empantanado Lula y hasta las salpicaduras al Presidente Temer cargaron de nubes al establecimiento político total de ese gran país.
Cuando se conocen las confesiones de Marcelo Odebrecht sobre las supuestas coimas en varios países la avalancha no hizo sino empezar.
Los nombres de los funcionarios ecuatorianos mencionados en la investigación deben entregarse por el bien de la transparencia que merece el país. El Presidente pide nombres, los candidatos a la presidencia opositores, piden nombres. La opinión pública los exige.
Mientras, las denuncias sobre las cuentas de un supuesto asesor ad honorem del Alcalde de Quito llevan a Mauricio Rodas a Washington para exigir los nombres de los involucrados y hasta lo conducen a presumir impactos políticos y una persecución.
La atmósfera está cargada, el país exige transparencia y que la justicia actúe de una vez y con total limpieza.