La congestión vehicular ha vuelto a una de las vías que ha cobrado importancia capital para conectar a Quito con el sur del país: la avenida Simón Bolívar. En ella se construyen puentes y se hace una intervención que durará al menos hasta julio del 2012.
La arteria de circunvalación fue interrumpida hace pocos meses con voluminosos derrumbes que causaron pérdidas de vidas humanas. Hoy, el Municipio emprende en obras de gran importancia: los pasos para girar y retornos que eviten las arriesgadas maniobras que ponen en peligro la vida de conductores y pasajeros y que muchas veces entorpecen el flujo del tránsito automotor.
Otro problema que cabe solucionar es el permanente e irresponsable cruce de peatones por cualquier lugar de la vía, poniendo su propia vida en riesgo y, por cierto, ocasionando, en no pocas oportunidades, choques de proporciones ante inesperadas maniobras que hacen los conductores para esquivar a los irresponsables transeúntes. Se impone la construcción de cuantos pasos a desnivel hagan falta para conectar las zonas pobladas y construir cerramientos que impidan las audaces aventuras de los peatones.
Está muy bien que se emprenda en estas grandes obras. Sin embargo, uno de los problemas que se presentan es la señalización deficiente, y ello, por supuesto, también acarrea el riesgo de accidentes.
La planificación inicial que el Municipio previó marcaba 315 días de construcción. El departamento de Obras Públicas evalúa si hacen falta otro tipo de pasos vehiculares, lo cual podría alargar el plazo previsto al principio.
Las grandes obras son indispensables, y deben acompañarse de soluciones de circulación alternativa y de máxima seguridad durante los trabajos, en pro del bien común.