La alternabilidad en el poder marca la continuidad de la democracia peruana. Ollanta Humala asume hoy la Presidencia del Perú en medio de enormes retos y muchas expectativas.
El propio Presidente entrante deberá, con sus actos, despejar las dudas que sus anteriores proclamas y campañas sembraron sobre su tendencia política y sus vertientes ideológicas.
El gran reto del Presidente es continuar en el camino de crecimiento económico. Una constante en los gobiernos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García.
El Presidente saliente, un amplio conocedor de la política peruana y continental que probó las mieles del éxito económico en los últimos años, también fue el causante, en su temprana y demagógica juventud política, de la debacle económica de su gobierno. Fue Alan García muy sincero al evaluar su gestión cuando dijo que el Perú, pese al crecimiento económico, tenía una deuda pendiente, la amplia brecha social y la desigualdad reinantes. Justamente ese es el principal reto que afronta el presidente Ollanta Humala.
Los primeros signos que ha dado el Presidente que hoy asume son importantes. Ha conformado un gabinete con figuras de distintas tendencias y empresarios conocidos; todavía no se sabe el papel de la izquierda que le apoyó. Logró acuerdos con distintas fuerzas en el Parlamento e hizo mayoría. En lo social hay conflictos encendidos en distintos poblados de zonas mineras. Se cuestionó un viaje de su hermano a Rusia, por supuestos negocios, tras la elección.
En materia internacional, sus giras y encuentros con gobernantes de diferente signo político lo muestran abierto. Que los hechos marquen los mejores caminos para el progreso y desarrollo que merece el pueblo peruano.