La fuerza del voto puso al Presidente-candidato, por segunda vez consecutiva, y sin segunda vuelta, ante un nuevo período de cuatro años con mayor poder acumulado. En el 2009 fue la primera vez que un Presidente y un mismo grupo político ganaba las elecciones en más de dos ocasiones, como antes solo había ocurrido con José María Velasco Ibarra.
El sistema instaurado tras el retorno a los regímenes civiles en 1979 instaló por primera vez la modalidad de la segunda vuelta y desde entonces hasta el 2006 siempre hubo una final entre dos candidatos. El declive de partidos populistas como CFP o el PRE, el ocaso de partidos tradicionales y la cada vez menor influencia de los partidos que tuvieron eco y pusieron presidentes en la última década del siglo XX, como el socialcristiano y la Izquierda Democrática, parece que cierra un ciclo, aunque el PSC conservará varias curules.
Gracias al método D’Hondt, que asigna escaños de manera privilegiada a la fuerza mayoritaria en detrimento de las minorías, y a la combinación con el sistema distrital, Alianza País, que lidera Rafael Correa, se hará de una fuerza de más de 92 curules, mayoría absoluta.
Con una votación del 52% tendrá el 70% de las bancadas legislativas. Además, consolida un modelo político desde el Estado, caracterizado por la concentración del poder y la anulación de los pesos y contrapesos tradicionales entre las funciones del Estado, algo inédito y preocupante, más allá del incontrastable triunfo electoral.