El estado delicado que atraviesa la libertad de prensa y de expresión en el país quedó en evidencia una vez más, cuando ni el Presidente ni otros funcionarios de menor nivel ni los legisladores oficialistas de la Comisión Ocasional de Comunicación se dignaron recibir a la misión de la SIP.
Los delegados del organismo, que agrupa a 1 300 empresas editoras de periódicos en el continente, encabezados por su presidente, Gonzalo Marroquín, estudiaron la situación del país en la materia, justamente cuando se debate un polémico proyecto de Ley de Comunicación y está en juego la vigencia plena de la libertad, que no pertenece a los periodistas ni a los medios, sino que es un derecho de la gente, y además está consagrado en distintos instrumentos internacionales de los cuales el Ecuador es signatario y está obligado a respetar, como lo manda la propia Constitución de Montecristi.
La SIP ha emitido varios documentos relativos al estado de la prensa en distintos países de la región. En torno a Ecuador, la misión finalizó expresando su preocupación: las libertades de expresión y prensa en el Ecuador están en un proceso de deterioro.
Los delegados buscaron reuniones con los poderes Ejecutivo y Legislativo, lograron escuchar puntos de vista de parlamentarios de oposición que son críticos de la postura oficialista, pero los asambleístas de Alianza País estuvieron ausentes de la capital, no los recibieron. La misión se reunió también con varios periodistas.
En el mundo libre y democrático, el ejercicio de las libertades es esencial. La libertad de expresión es una de las más importantes y apreciadas de las tantas libertades ciudadanas. Otra condición vital en el mundo civilizado es el diálogo, la apertura y el respeto a la opinión ajena.