El feriado de Carnaval, una vez más, estuvo signado por el cierre de vÃas claves que unen la Sierra con la Costa y la región Oriental.
La causa: los derrumbes, la inestabilidad del suelo, la fragilidad de los taludes y la erosión de la tierra por las fuertes lluvias de un implacable invierno.
Las zonas más vulnerables están en las cejas de montaña, especialmente en la cordillera occidental. AsÃ, las vÃas Alóag-Santo Domingo, CalacalÃ-La Independencia, Latacunga-La Maná, Cuenca-Girón, Gualaceo-Indanza y, en el sur, la Loja-Zamora.
En un paÃs donde las obras viales han sido la marca del Régimen y la base de la propaganda oficial, es menester emplearse a fondo para construir túneles en las zonas más vulnerables, colocar mallas similares a aquellas con que se tapizan las laderas de la vÃa Collas-Guayllabamba y acelerar el ensanchamiento de los carriles. Es cierto que estas obras demandan ingentes recursos, difÃciles de conseguir en tiempos de austeridad.
También, como EL COMERCIO constató en la reporterÃa, la ruptura de rocas con cargas de dinamita desestabiliza las barrancas y esto provoca más deslaves. Una de las gigantescas rocas que cayeron a la carretera Alóag-Santo Domingo era del tamaño de una casa. Esa vÃa, construida en los sesenta, lleva más de 50 años en proceso de estabilización. La ruta Latacunga-La Maná recién fue ensanchada e inaugurada.
El regreso fue largo y tortuoso. Mientras las vÃas no se estabilicen, en cada invierno los viajeros pagarán los platos rotos.