El 24 de Mayo, día patrio, empezó temprano con la ceremonia cívica en la Cima de la Libertad. En el mismo lugar donde en 1822 las fuerzas criollas derrotaron a las realistas y abrieron el camino definitivo hacia el fin de la Colonia.
Más tarde, en la Asamblea, y con reforzadas medidas de seguridad frente a los recientes actos terroristas y los hechos violentos de la frontera norte, vino el Informe a la Nación.
Lenin Moreno llegó sin mayor parafernalia y en esa tónica se desarrolló la ceremonia, sin grandilocuencia ni ofertas pomposas, sin apelaciones mesiánicas ni fastos innecesarios, sin escenas épicas ni montajes estrafalarios.
El discurso de la Presidenta de la Asamblea Nacional no olvidó el pasado de división y expresó un compromiso firme en la lucha contra la corrupción reciente, que ha devastado las arcas fiscales y la moral pública. Un punto clave del nuevo momento es el acuerdo parlamentario por tratar y aprobar un listado de leyes en el plazo de un año.
El tono del Presidente ya se conoce. Sin estridencias, de modo coloquial, fue desarrollando su visión de este primer año, donde las dificultades de la economía y la ficción de mesa servida dejaron una honda huella.
Una frase que se recordará: ‘se lo llevaron todo’. La marca de la corrupción que habrá que seguir investigando.
Luego vino el plan económico, que se habrá de conocer, analizar y debatir en los días siguientes. El gran reto del segundo año de mandato.