Lenín Moreno rindió su informe a la Nación. Un año después, el mapa político del país, del movimiento gubernamental y del propio Gobierno no se parece en nada.
Varios líneas gruesas han dibujado el esbozo del primer año, atravesado por el anuncio de la lucha contra la corrupción, ‘la cirugía mayor’. Un exvicepresidente en prisión, varios ministros sentenciados y otros prófugos y la destitución del Presidente de la Asamblea y del Fiscal son hechos significativos.
El movimiento oficial se partió. El expresidente perdió el control férreo que ejercía y la ruptura de Moreno con el vicepresidente durante seis años de la revolución ciudadana despertó en el exlíder de AP hondos resentimientos.
La Consulta Popular fue el instrumento de reorganización institucional para cambiar el régimen de concentración de poder que imperó por una década, y un nuevo Consejo de Participación Ciudadana avanza implacable.
Un tema pendiente y que se agudizó con la crisis de la frontera norte es el de la seguridad. Ahora hay nítida visión desde el más alto rango ministerial y los resultados claros son indispensables.
Pero el reto de este segundo año está en la economía, postergada en esta cuarta parte del mandato de Moreno. Su liberación del que considera un socialismo fracasado mira hacia un concepto abierto con el giro en el campo económico. Hay nuevos nombres. Las leyes urgentes llegan a la Asamblea; hace falta generar condiciones para crear empleo y fomentar la producción.