La novena Reforma Tributaria que emprende este Gobierno por la vía de un proyecto urgente genera polémica política en la Asamblea Nacional, mientras distintos actores económicos exigen mayor debate público para construir un texto de consenso que evite sobresaltos.
Una serie de avatares rodea al delicado proyecto que tiene sin duda incidencias económicas. El procesamiento del proyecto en la Comisión de la Legislatura no pudo superar el primer debate por falta de quórum y la carencia de nuevas convocatorias del Presidente de la Comisión, quien llamó a votar en el primer debate en el Pleno. La oposición cuestiona el procedimiento. Es más, alega que el artículo 68 de la Ley Orgánica de la Asamblea manda dar trámite ordinario a los proyectos que crean o modifiquen impuestos, y este llegó desde el Ejecutivo con carácter de urgente y no ordinario.
En medio de ese proceso el Director del Servicio de Rentas Internas afirmó que se aprobaría la reforma el día 24 de noviembre y por Ministerio de la Ley.
Los sectores productivos dejaron escuchar sus preocupaciones. La reforma afecta el precio de los automotores, aunque llegó en primera instancia como un proyecto amigable con la naturaleza. Otro aspecto de suma polémica es el impuesto a la salida de divisas que se supone desalienta la inversión y es un impuesto a las exportaciones. Los representantes empresariales se muestran inquietos por cuanto aumenta la carga tributaria; la presión puede desestimular las actividades productivas y trasladar el costo a los consumidores.
Un proyecto de tanto impacto debe sociabilizarse suficientemente. Buscar consensos y propiciar debates serios, profundos y suficientes es lo aconsejable.