El ambiente que vive el país no es sano en absoluto. Las cifras oficiales de aumento de la delincuencia y la violencia muestran una realidad compleja, a la que se suman las amenazas de muerte contra periodistas y los asaltos contra personas públicas, que coinciden con el lenguaje oficial hostil.
Revisemos los casos. El director de Fundamedios, César Ricaurte, denunció amenazas de muerte. Él es uno de los principales defensores en los foros internacionales de la libertad de expresión severamente amenazada en el Ecuador. También recibió amenazas de muerte Juan Carlos Calderón, autor del Libro El Gran Hermano, sobre el caso de Fabricio Correa, y que le ha valido un juicio por daño moral con petitorio de una millonaria indemnización por parte del Presidente. Al coautor del libro, el también periodista Christian Zurita, lo asaltaron con escopolamina y apenas le robaron algo de dinero.
Los Roldós Aguilera, Mariana y León, hermanos del ex presidente Jaime, fueron asaltados en el lapso de pocos días. Dos sujetos entraron en casa de la maestra Mariana Roldós, pasearon por las habitaciones y le dijeron “sabemos quién es usted”. Ella misma estaba pocos días antes junto a su hermano León en una cena en Salinas cuando fueron víctimas de un asalto a mano armada. León Roldós, ex candidato presidencial y fuerte crítico del Gobierno, recibió correos electrónicos de contenidos terribles. Uno de ellos decía: “¿Por qué no le cortaron las manos para que no siga escribiendo contra el gobierno?”
Si a estos episodios sumamos la agresividad de las cadenas oficiales manipuladas contra periodistas críticos y dirigentes gremiales y los insultos recurrentes de las sabatinas, podemos decir que el país vive un inaguantable clima de hostilidad y se siente una extendida indefensión.