El recorte de las partidas presupuestarias, al igual que ha ocurrido en otros sectores, también se aplica a 13 de las 30 universidades públicas del país.
La reducción de las asignaciones obedece a una serie de criterios.
Uno de ellos se relaciona con el incremento de las instituciones que reciben los fondos del Estado para su funcionamiento. Otro, con los avances o no de la oferta y calidad académicas.
En el Presupuesto para este año – de USD 1 200 millones – se incluyen más centros de estudios superiores, entre los que están los de las Artes, Amazónica y de Educación.
Con énfasis se ha reconocido que el Ecuador se destaca en la región por la distribución de fondos para las universidades públicas.
Pero estas -al igual que las privadas- tienen todavía pendiente la tarea de liderar procesos de avanzada, de ciencia y tecnología y de innovación en diversos ámbitos.
Las instituciones que otorgan títulos de tercero y cuarto niveles -muchas de las cuales se hallan en un proceso de mejoramiento- también pueden convertirse en uno de los componentes del cambio de la Matriz Productiva.
Este ha sido uno de los programas insignia del actual Gobierno.
En todo caso, la merma en la adjudicación de los recursos es un desafío para todas las universidades estatales. Estas precisan entrar con fuerza en una dinámica para optimizar los gastos, diversificar y expandir sus proyectos de autogestión, con el aporte sostenido de instituciones extranjeras.