Hoy concluyen las fiestas por la fundación española de la capital. El alcalde Mauricio Rodas buscó recuperar, junto a los megaeventos consolidados en años pasados, el festejo en barrios y parroquias.
Después de una administración que privilegió la organización desde el Cabildo, este año tuvo mayor peso la participación barrial y privada en la construcción de la agenda conmemorativa.
Tal participación fue un elemento con el cual nació el festejo a Quito tal y como se conocía hasta hace unos años y en el cual tenía cabida también la feria taurina. Junto con las decisiones sobre este último tema también se plantearon cuestionamientos sobre la razón de ser de la conmemoración.
El debate, que incluyó el contenido del himno a la ciudad, parece haber amainado, y quizás es tiempo de repensar las cosas para tener unas celebraciones que ofrezcan espacios en los que se junte la diversión con la historia y la cultura. Y, por qué no, con la economía que generan este tipo de actividades.
Un tema que cabe resaltar es el de las acciones para bajar el consumo exagerado de alcohol que, lamentablemente, siempre acompañó a lo que se llamó la ‘farra’ quiteña. El control no es cosa fácil cuando se trata de fiestas populares en lugares abiertos, pero se dispuso una estrategia para acotar las zonas críticas.
Más allá de este tema, que siempre será motivo de debate, se espera hoy una sesión solemne sobria, con algunos anuncios políticos y menciones al tema de la semana: la construcción o no del Metro.