El reciente percance de uno de sus aviones Embraer 190, en el aeropuerto Mariscal Lamar de Cuenca, coloca de nuevo en el foco de la atención a Tame EP.
Aunque la aerolínea nacional ha señalado que el aparato ‘se encontraba en condiciones apropiadas de aeronavegabilidad’, el incidente se produce con el telón de fondo de los problemas serios que la empresa pública afronta.
De por medio está el déficit de unos USD 58 millones, que se acumuló entre el 2014 y el 2015 y que fue reconocido por la anterior cabeza de la compañía, en febrero pasado.
En lo que va del año, ha anunciado cierres de rutas. En enero pasado, canceló la que unía Quito con Sao Paulo, Brasil, que ocasionó pérdidas por USD 10 millones. En febrero, cerró la frecuencia entre Quito y Fort Lauderdale. Esta semana, en tanto, se decidió la suspensión de los vuelos entre Quito y Buenos Aires, a partir de julio próximo. Además, se eliminó el enlace aéreo interno entre Latacunga y Coca.
Las decisiones obedecen a idénticas razones: los elevados gastos operativos que merman la rentabilidad.
Queda claro que el programa de ‘internacionalización’ de la aerolínea se ha salido de pista. Y que la búsqueda de un socio estratégico se vuelve compleja en las actuales circunstancias.
Hace falta una reingeniería que se fundamente en estudios serios de mercado. Tame EP requiere un manejo que responda a los desafíos del dinámico sector del transporte aéreo.