Es una ‘pandemia’. Nos referimos al temor y los nervios oficiales en varios países ante la impotencia por la expansión del ébola.
El virus lleva el nombre de un río de cuyas orillas salieron hace tiempo los primeros enfermos. Liberia, Sierra Leona, Guinea y Senegal (por donde corre el río Ébola) fueron las naciones africanas afectadas por la enfermedad infecciosa.
En las primeras semanas convoyes de soldados estadounidenses llegaban a la parte noroccidental del África para llevar ayuda de emergencia. El control es difícil puesto que el ébola se transmite por fluidos corporales y podría bastar un pequeño contacto con la piel de una persona sana para que evolucione. Van cerca de 4 500 muertos. ¡Es terrible!
Todas las alertas se prendieron pero aun así el esfuerzo inicial no fue suficiente. Un misionero infectado que llegó a España y murió dejó el mal en el organismo de la enfermera que lo atendió. Ella se encuentra aislada y en observación. Enseguida, se cuestionaron los procedimientos de aplicación de los protocolos.
Para el caso de Estados Unidos, la muerte ganó la partida a un paciente procedente de África. A los pocos días una enfermera que le trató, se suponía, bajo estrictas precauciones, viajó con fiebre y podría tener ébola y haber contagiado a otras personas. Barack Obama se preocupa tanto como otros políticos.
El mundo vive la ‘pandemia’ del miedo por algo por lo que se sabe impotente de controlar y vencer.
En Ecuador hay advertencias y medidas cautelares. Ya no somos una isla.