La lucha de las mujeres en el planeta continúa sin pausa. Muchos han sido los avances , pero aún quedan rezagos de una sociedad que relega y discrimina a millones de mujeres por toda la faz de la tierra. Su libertad y su progreso son dos grandes cuentas pendientes.
En 1977, la Organización de Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como el Día Universal de la Mujer. Era una fecha que recordaba la lucha de las mujeres socialistas en Estados Unidos, a principios del siglo XX.
El Ecuador ha experimentado avances desde la valiente presentación de Matilde Hidalgo de Prócel en una mesa electoral para ejercer su derecho al voto, que no estaba estipulado, hasta la denodada lucha social de Rosita Paredes o Nela Martínez, símbolos de las luchas sociales y políticas.
Ecuador llegó a tener -aunque sea por pocos días- una mujer en la Presidencia, Rosalía Arteaga, y muchas han sido ministras, parlamentarias y funcionarias de alto nivel y capacidad en altos cargos, algo impensable hace unas décadas.
La equidad en los espacios de elección popular, o al menos en la presentación alterna de las listas de candidatos, es un hecho. La mujer se ha insertado en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Aunque la tarea que más reconocimiento merece es aquella del trabajo silencioso, de la pertinaz lucha diaria por el pan, por la vida, por la familia y por una sociedad abierta y plural, otra de las tantas causas de las mujeres ecuatorianas en su día.