Foros de expertos analizan el fenómeno desde hace tiempo. Las masas de hielo desleídas en cada verano son mayores, con varias consecuencias graves. Aunque muchos lo atribuyen sin dudar al calentamiento global, hay analistas más cautos que prefieren esperar y determinar si es un fenómeno aislado de este año, o si responde a un comportamiento cíclico adelantado (hay registros de altas temperaturas cada 150 años pero que ahora se han registrado 30 años después de la última vez).
La evidencia es que 3,4 millones de kilómetros cuadrados se han derretido con mayor velocidad que la habitual. El calor en el hemisferio Norte ha sido mayor que en temporadas pasadas. Los registros de la NASA muestran las secuelas y las fotos satelitales permiten comparar varios años desde 1979. Groenlandia sufre un deshielo acelerado, que alcanza en poco tiempo al 97% de territorio que habitualmente se derrite en verano.
En estos días, Ecuador vive las consecuencias del verano más caluroso y seco de muchos años. El cambio climático es un fenómeno del que viene advirtiendo la comunidad científica cada vez con más fuerza. El efecto invernadero y la generación mayor de gases que produce el consumo de combustibles es más alarmante año tras año.
Frente a la advertencia de la comunidad científica, los responsables gubernamentales son insensibles. Cumbres, documentos y proclamas no logran los compromisos políticos suficientes ni inmediatos. El Protocolo de Kioto es letra muerta, especialmente para los países más desarrollados y poderosos que son los que más contaminan. No hay un acuerdo ético que privilegie el marco de un entorno amable para la vida. Los científicos hablan de impactos severos hacia 2050, como producto de la negligencia global.