En días pasados se fueron sin mucha explicación dos miembros del Gobierno cuya antigua militancia izquierdista era pública: el Secretario de Inteligencia y el Director de la Unidad de Análisis Financiero (UAF).
El Secretario de Inteligencia durante seis meses fue Raúl Patiño, hermano del canciller Ricardo Patiño, también fue diputado del Partido Socialista y candidato a Alcalde de Guayaquil. Apoyó al presidente Correa en la segunda vuelta del 2006 y antes de ocupar la Secretaría de Inteligencia mantuvo bajo perfil, pero se supo que trabajó con grupos de base en Guayaquil.
El Presidente le encargó en noviembre del 2011 acelerar los mecanismos de coordinación de Inteligencia, para proteger la seguridad del Estado. Tras su ida, no se conoce ni se ha hecho pública una rendición de cuentas o un informe de labores. No se sabe si medió un distanciamiento o una futura expectativa política del antes locuaz Raúl Patiño, que pasó de puntillas en su cargo. El caso de Gustavo Iturralde, ex secretario general del desaparecido Partido Comunista, fue distinto. Reconoció ante la prensa que en el país “nadie puede negar que hay narcotráfico”, en un tono que buscaba crear conciencia del problema. El Procurador le pidió la renuncia.
La Unidad de Análisis Financiero investiga y sigue los casos de sospecha de lavado de activos, una actividad que los especialistas vinculan con el narcotráfico.
El Ecuador debió afrontar hace dos años cuestionamientos en el GAFI, ente internacional encargado del seguimiento de actividades sospechosas. Los requerimientos del organismo causaron malestar en altas esferas.
Las separaciones, que merecen una explicación, ocurren cuando EE.UU. envía al país a un nuevo Embajador.