El Gobierno tomó la decisión de explotar petróleo en el 1/1 000 del Parque Nacional Yasuní.
Dando un giro a su discurso con una visión pragmática, para atender las múltiples necesidades atadas a un abultado Presupuesto General del Estado, el Gobierno resolvió abandonar la tesis de mantener el petróleo bajo tierra, una vez que el apoyo que se esperaba de la comunidad internacional fue magro.
Esta decisión desató la reacción del colectivo social Yasunidos, que se propuso juntar firmas por una consulta popular. Una vez que el Consejo Nacional Electoral cierra las puertas a ese proceso y a falta de una auditoría que verifique las causas para desechar formularios y firmas, la explotación petrolera luce como un hecho.
Petroamazonas ya venía trabajando en el campo Tiputini, en un sector que está fuera de la zona intangible del Parque Nacional Yasuní, manzana de la discordia.
Pese a que aún no se divulgan los detalles de los trabajos de exploración ni su costo ni las empresas que participan, la contratación se inició el 20 de abril. La Asamblea se halla en autos de este proceso. La idea es empezar a extraer petróleo en el 2016.
Mientras se espera el desenlace final en torno a la voluntad de miles de ecuatorianos de ir a una consulta, no está demás exigir que los trabajos en zonas delicadas se hagan con el mayor cuidado para la mejor preservación de la naturaleza y respeto a la casa de los pueblos ancestrales que viven, por temas distintos, momentos de tensión.