Una decisión de política económica audaz, costosa y polémica adoptó el gobierno de Mauricio Macri.
Argentina se hallaba en ‘default’ desde el año 2001.
Los últimos dos años recibió la presión de las cortes en Estados Unidos para pagar a los acreedores.
Los fondos buitres son inversiones especulativas de alto rendimiento. Los inversionistas juegan a la lotería: compran bonos de países cercanos a la quiebra a precio reducido (hasta el 20% del valor nominal) y luego exigen en la justicia el pago del 100%.
Gran negocio.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantuvo una guerra política con los fondos buitre. Esa lucha le valió a Argentina el aislamiento del mercado internacional de capitales.
Macri quiere acceder al crédito internacional para sacar a Argentina de la postración a la que la llevó el populismo de los Kirchner.
Cristina y sus huestes, hoy en dura oposición y defendiéndose con los dientes de serias acusaciones de millonaria corrupción en los tribunales, arremeten contra Macri.
La salida del ‘default’ cuesta mucho dinero y será otro tema que se le acumula a Macri con una inflación que no puede doblegar, el alza contundente de tarifas del servicio público -represadas artificialmente durante el populismo- y una oposición que va ganando la calle.
El reto del Presidente y líder de Cambiemos: atraer capitales a la Argentina, generar confianza y mover la economía derrotando a la pobreza y la inflación.