No se trata de percepciones. Los alcaldes están bajo amenaza. Si eso ocurre con los primeros personeros de los cantones, la pregunta surge: ¿cuál es la situación de los ciudadanos de a pie?
En Palestina murió a tiros el Alcalde y en La Libertad su homólogo se salvó de morir. Le dispararon desde dos motos, de la misma forma que operan los sicarios. Los primeros personeros cantonales de Durán, Jujan, Yaguachi y Colimes denuncian amenazas. Los panfletos dan la alerta. En Palestina, por ejemplo, se anunciaba matanza. Ni el cura párroco se libró de las advertencias. No cumplieron pero el miedo cunde.
El Estado debe reaccionar. Investigar el origen de las hojas volantes, vigilar, desmantelar las bandas de crimen organizado allá donde las hubiera.
Los alcaldes están preocupados, por cuanto una medida de junio de 2009 obliga a andar desarmados a sus custodios. Muchos tendrían que “parar las balas” destinadas a sus protegidos a pecho descubierto. El alcalde de Palestina era del Movimiento Municipalista; el de La Libertad, de Alianza País. En el caso de la Libertad se investiga si eran amenazas por temas políticos o familiares. Si eran familiares, pésimo asunto, por cuanto denota la descomposición social a la que el país ha llegado. Si se trata de rencillas o disputas políticas, también está muy mal.
Mientras crece la tasa de los homicidios, se suman las del sicariato. Las bandas organizadas operan en varias provincias y en algún caso han penetrado a la institución policial; urge una reacción nacional. Evitar el camino de Colombia o México es la tarea. Mientras, el ciudadano se siente indefenso.