La comparación de situaciones históricas tiene límites al no repetirse y por ende no ser iguales; sin embargo, es útil encontrar similitudes para comprender mejor el presente. Por ejemplo, el abrumador triunfo de Jaime Roldós, seguido de una aplastante mayoría parlamentaria no fue tal.
Desde el principio del régimen, el parlamento fue liderado por Asaad Bucaram que racionó por no repetirse lo que había sucedido en Argentina: Cámpora a la presidencia y Perón al poder. De esa manera se convirtió en el baluarte de la oposición componiendo la sonata política que se denominó “Los patriarcas de la componenda”.
El presidente Roldós y luego Oswaldo Hurtado siguieron contra viento y marea frente al golpismo y mantuvieron la democracia.
De la misma manera que esos gobiernos lograron disminuir cuantitativamente la mayoría parlamentaria, la gestión el gobierno de Lenin Moreno deberá hacerlo por “convenir al buen servicio” para facilitar la ardua tarea que le han dejado servida en la mesa el cocinero y los meseros del anterior gobierno. Debe aprovechar que algunos, pocos o muchos, de las bancadas oficiales, están acostumbrados con el sudor de su frente a trabajar con el Ejecutivo. Es probable que se pueda lograr coincidencias estratégicas. Aplicando el método comparativo debe destacarse que si ese entonces, en el retorno de la democracia la economía fue tan difícil como la actual. La herencia fiscal de la dictadura militar derrochadora, junto al costo del conflicto de Paquisha y el embate del fenómeno de El Niño son semejantes al desbarajuste fiscal, un inimaginable elefántico sector público y una deuda externa sin parangón de los días presentes. En ambos casos, el precio del petróleo alto y luego desplomado pasaron y pasan una enorme carga en el administración de la economía del país. El desafío en ambas situaciones históricas es el mismo: administrar la economía al menor costo social posible y mantener la estabilidad democrática.
Para sostener el plan económico del actual gobierno deberá neutralizar los enclaves institucionales que han sembrado en el camino bajo el supuesto de que la reelección indefinida era un hecho. Luego, se atisbó la posibilidad de un resultado negativo como en Venezuela donde se triunfó incluso con reacios bastiones del chavismo original.
Si, como en el fútbol, coincide la técnica con la suerte, en algún fin de semana o feriado, el primer mandatario podrá escuchar desde el viejo continente la letra del tango de Enrique Cadícamo: “Tirao por la vida de errante bohemio estoy, Buenos Aires, anclao en París. Cubierto de males, bandeado de apremio, te evoco desde este lejano país. Contemplo la nieve que cae blandamente desde mi ventana, que da al bulevar- Las luces rojizas, con tono muriente, parecen pupilas de extraño mirar.”