A pesar de las diferencias geopolíticas, ideológicas y económicas, la visita del mandatario Correa a Alemania fue positiva. Primero, a diferencia de lo que se da al interior del país, cara a cara, se abordaron capítulos de fondo que identificaron las posiciones, diferencias y posibles coincidencias que nos acerquen a la concreción de acuerdos económicos. Quedó claro que para la postura de la Canciller a respecto a la economía social de mercado y para el nuestro lo que se llama socialismo del siglo XXI, revolución ciudadana o como sea, pues esta especie goza de una naturaleza abstracta y flexible.
Mientras se avanzaba en Alemania, en Guayaquil se desarrollaba una reunión de representantes de la Alba y otros países para debatir un sistema de arbitraje internacional diferente a los existentes y de los cuales participan las mayores economías de Occidente. El país es soberano y puede estar en los escenarios que escoja, pero sus gobernantes están obligados, en función de resultados, a mantener coherencia; de lo contrario, estamos confundiendo las complejas relaciones internacionales con los sones de algún concierto de música contemporánea donde la armonía del antiguo arte es imposible. Como coralario de este periplo, desde República Dominicana, calificamos a las FARC como no terrorista, mientras afirmamos que nuestras relaciones con Colombia pasan por su mejor momento. Estos son los problemas que suceden cuando el algebra y los logaritmos ingresan al terreno político. Es difícil entender la lección, por bueno que sea el profesor.
Por las anotaciones anteriores y, si no existe ningún dislate en la escena internacional, debe concluirse con éxito la nueva ronda de negociaciones entre el Ecuador y la UE que compensen las ventajas competitivas de Colombia y Perú.
Es importante señalar que la inauguración del nuevo gobierno, en este mes, podrá dar luces importantes que anuncien que el Ecuador es un país en vías de consolidar una auténtica democracia. Si por el contrario, se inicia el periodo arrasando con todo lo que sea oposición, libertad de expresión, la voluntad europea podrá subsistir, pero el nivel de riesgo de inversión subirá y podrá ser será contraproducente; además, algunos pensaran que la gira fue de turismo.
Con el viaje los europeos han podido comprobar que no somos Venezuela, a pesar de los juegos florales con Nicolás Maduro. Tenemos una importante producción petrolera, amplias posibilidades mineras, un mercando nacional abastecido y las expectativas turísticas, más allá de la islas del solitario George, son crecientes. El problema está en la cara oculta de la Luna: inseguridad jurídica, concentración casi absoluta del poder y garantía de derechos en peligro. Consolidado el régimen, no se entiende cómo es posible que no de indicios de cambiar hacia el interior, cuando si lo ha hecho con la imperialista y capitalista Europa.