a) El líder, jamás, pondrá su interés personal sobre el del grupo y peor sobre el de la Nación. b) El líder cultivará su espíritu, a fin de practicar el perdón y la compasión. c) El líder, encaminado en ese sendero, con su ejemplo, se alejará de la venganza, entendiendo que no es necesaria; toda vez que, como lo reflexionó el filósofo R.W. Emerson, la ley de la compensación se encargará naturalmente, de dar a cada cual lo que se merece o su merecido. d) El líder no se confundirá, jamás, que una cosa es atacar a las decisiones de gobierno; y, otra muy distinta, es atacar a la población. e) El líder, en ese orden de pensamiento, entenderá que el Estado es como un gran vehículo, cuyo conductor es el gobierno y los pasajeros son la población. Por consiguiente, el líder podrá no estar de acuerdo con el chofer, incluso podrá ser su enemigo político; pero, jamás, atentará contra la seguridad y bienestar de los pasajeros. f) El líder, jamás, atentará contra la madre patria, contra la tierra que lo vio nacer; y, siempre, defenderá con honor los intereses sagrados del país, independientemente de las circunstancias personales o grupales. g) El líder, jamás, se pondrá de lado de la impunidad, ni de las bandas delictivas, consecuentemente estará a favor del justo proceder, de la verdad, de la paz, de la extradición, todo lo cual acorde con su propósito, valores y principios. h) El líder entenderá que, sobre el espíritu de cuerpo, está algo más importante y trascendente, que es el buen ejemplo, la justicia y la honestidad. i) El líder, jamás, utilizará la mentira para tapar la verdad o para acomodarla a sus intereses; ya que, con entusiasmo y valentía aceptará y disculpará de sus errores, ya que sabe bien que, su más valioso patrimonio es su credibilidad, siendo así, será consistente entre lo que piensa, dice y hace, inspirándose con sabiduría en ser íntegro. j) El líder, sin embargo, reconocerá con humildad que es un simple ser humano, con defectos, con fallas, sujeto a equivocarse; pero batallará y luchará arduamente por ser un mejor ser, por construir y, jamás, por destruir. k) El líder, en la generosidad y abundancia de su corazón, apostará por el optimismo, por el sí, al progreso.
El traidor, en cambio, en la pobreza y sequía de su corazón, celebrará la falta de luz y esperanza en las personas, pretendiendo sacar partido, llevando con ella a la inocente población; y, en su pesimismo, el traidor tristemente célebre, apostará por el no al cambio, al progreso, a la justicia; consecuentemente y en consistencia con la mencionada ley de la compensación, será sepultado en los pasillos de la historia con vergüenza e indignidad.