Amigos peludos al rescate en Manabí

Los equipos buscan sobrevivientes entre los escombros de un hotel en Pedernales. Los canes son labradores, pastores alemanes, principalmente. Foto: Vicente Costales/ NARICES FRÍAS.

Los equipos buscan sobrevivientes entre los escombros de un hotel en Pedernales. Los canes son labradores, pastores alemanes, principalmente. Foto: Vicente Costales/ NARICES FRÍAS.

Los equipos buscan sobrevivientes entre los escombros de un hotel en Pedernales. Los canes son labradores, pastores alemanes, principalmente. Foto: Vicente Costales/ NARICES FRÍAS.

Rostin, un perro de tres años, ayudó a rescatar a tres personas que quedaron atrapadas entre los escombros del terremoto del sábado 16 de abril de 2016, en Manta. Bajo la guía del cabo primero Eddy Paccha, del Grupo de Operaciones Especiales de Azuay, olfateó en medio de los edificios destruidos hasta encontrar señales de vida.

Este can tiene una experiencia de año y medio. Y cada vez que logra un buen resultado recibe un premio que puede ir desde una galleta. También recibe caricias y halagos y los instructores juegan con él con una pelota.

Rostin es un perro labrador, entrenado para la búsqueda de personas vivas en zonas colapsadas. Y esta es la primera vez que se enfrenta a un terremoto. Los daños en la zona de Tarqui, en la zona céntrica y comercial de Manta, son de tal magnitud que requieren de todo el contingente posible para lograr rescatar a más personas en medio de la devastación.

El capitán José Vallejo, quien dirige el grupo del GOE que llegó desde Cuenca a ayudar en las tareas de rescate en Manta, explicó que para esto es necesario contar con canes conocidos como “de trabajo”. Las razas idóneas para los oficios de rescates son golden retriever, pastor alemán, labrador, pastor holandés, entre otras. Las mencionadas razas presentan mayor aptitudes que otras, y es más maleable su adiestramiento debido a su talante y docilidad.

En medio de un escenario en el que el dolor, la fatiga y la angustia reinan, la presencia de estos inteligentes y ágiles perritos arranca sonrisas y ternura en los testigos. La poca gente que el martes 19 de abril de 2016  pudo ingresar a la zona de riesgo se acercaba a ellos, los saludaba, acariciaba sus cabezas y lomos y conversaba con sus guías. “¿Cómo se llama? ¿Es tranquilito? ¡Qué lindo y trabajador!”.

Sin embargo, en una tragedia como esta, el paso del tiempo (inexorablemente) hace compleja la posibilidad de encontrar personas con vida. Los canes también están adiestrados para detectar occisos.

Personal del Centro de Adiestramiento Canino de Quito llegó el domingo 17 de abril en la mañana a las zonas afectadas con Carla y Timón, dos pastores alemanes que son expertos en la búsqueda y rescate de restos humanos y óseos.

Jadean. Trotan. Olfatean. Avanzan valientes y disciplinados bajo el calor costeño. Detalle sustancial de estos rescatistas de cuatro patitas: Carla, Timón y Rostin son perros de la Sierra y no están acostumbrados a un clima tan cálido y húmedo como el que se sucede en Manta estos días.

Por esta razón, sus guías los hidratan constantemente y los sosiegan bajo las frescas sombras que se riegan en la tarde tropical. Carla y Timón forman parte del equipo de trabajo en el que están los cabos segundos Henry Martínez, Darío y Darwin Puyago.

Aman su trabajo y afirman que esta es una especialización bonita porque les permite hacer lo que más les gusta: ayudar a las personas. Ellos trabajan con animales que hacen diversos tipos de labores, desde estos valientes rescatistas hasta aquellos que detectan drogas, artefactos explosivos o resguardan personas.

Martínez describe su trabajo como una dinámica que el perro conoce bien y en el que son un equipo. No obstante, Carla y Timón muy pocas ocasiones comparten una misma área de trabajo. Primero ingresa el uno y va buscando y luego, según la situación, el otro lo reemplaza o se suma a la tarea. Los guías motivan verbalmente al perrito. Y a través de señas o movimientos corporales ellos responden con obediencia.

Cuando hace una alerta, los guías verifican si es positiva, acercándose y observando con cuidado la zona y removiendo con sus manos y equipos algún material para ver si efectivamente existen restos. Si están allí, el perro recibe un premio.

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