La Tricolor reunió a hinchas de todo el país en una tarde lluviosa

El ambiente en los exteriores en el estadio Olímpico Atahualpa previo al cotejo de la séptima fecha de las eliminatorias sudamericanas ante Brasil. Foto: Alfredo Lagla/EL COMERCIO

El ambiente en los exteriores en el estadio Olímpico Atahualpa previo al cotejo de la séptima fecha de las eliminatorias sudamericanas ante Brasil. Foto: Alfredo Lagla/EL COMERCIO

El ambiente en los exteriores en el estadio Olímpico Atahualpa previo al cotejo de la séptima fecha de las eliminatorias sudamericanas ante Brasil. Foto: Alfredo Lagla/EL COMERCIO

Tarde gris y lluviosa en Quito. La temperatura llegaba a los 12 grados, pero había un movimiento inusitado de personas por la av. Naciones Unidas.

Una avalancha de personas atravesaba la calle desde las 15:00. Era fácil identificarlos. Venían con camisetas amarillas de la Selección ecuatoriana que se apresta a jugar ante ¡nada más y nada menos que Brasil! Algunos arribaron protegidos por chompas y paraguas, pues había amenaza de lluvia. Era día de eliminatorias al Mundial de Rusia en Quito.

Llegaron acompañados de amigos y familiares. Algunos vinieron desde provincias. Pero también habían aficionados que lo hicieron desde otros países. Uno de ellos era Patricio Muñoz, el ecuatoriano de 51 años que desde hace tres años vive en Miami. Arribó al estadio Atahualpa con boleto en mano y un balón autografiado por jugadores de la Tricolor. A su lado estaba su hermano Édgar Muñoz, quien llevaba a su mascota Sherby.

¿Podrá entrar el cachorro al estadio? Édgar esperaba la aprobación. Por algo vistió a la mascota con una camiseta y un gorro de la Selección. También amarró un pañuelo tricolor a una de las patas de la mascota.

Hace frío en el Atahualpa. Pero a los dos hermanos eso no les importaba. Ambos vinieron desde Miami la víspera solo para ver a la Selección.

Patricio es el más entusiasta. Viaja regularmente desde Miami hasta Quito para ver a la Selección nacional. Así lo hizo para el anterior partido con Paraguay, cuando le robaron de la mano las entradas. Tuvo que ‘ponerse pilas’ y compró unas tribunas en la reventa.

Él es empresario y dice que ver a la Selección es como volver a recordar sus orígenes. Es hincha de El Nacional, pero sobre todo del equipo ecuatoriano.

Para ver a Brasil tomó precauciones. Compró con anticipación las entradas desde Miami y, al llegar a Quito, tuvo mucho cuidado de que se las robaran. Antes de entrar al estadio, eso sí pidió ayuda para identificar la puerta de acceso a una de las tribunas del estadio. Lo hizo a las 15:00. A esa hora, los revendedores continuaban en los alrededores del escenario del sector de El Batán.

Los precios se duplicaron: una general se vendía hasta en USD 40. Otros revendían los boletos hasta en USD 50, pese a que solo estaba permitido vender hasta en un 10% más del precio original.
En los alrededores del estadio también había venta informal de camisetas, pitos, banderas y trompetas para apoyar a la Selección nacional.

Algunos hinchas se disfrazaron de héroes de películas como Spiderman. Otros buscaban modos de obtener algo de recurso económicos y pintaban la carita de los aficionados con los colores de la bandera de Ecuador.

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